Historia de las bicicletas plegables

Las bicicletas plegables se han hecho muy populares en los últimos años. Sin embargo, su historia viene de lejos. Ya en el siglo XIX se desarrollaron algunos modelos, tal como te explicaremos en este artículo.

Las primeras bicicletas plegables

El origen de este tipo de vehículos nace en Inglaterra. William Henry James Grout, el primer creador de bicis plegables conocido, presentó en 1878 la primera patente de sus diseños. A pesar de sus esfuerzos, no tuvo mucho éxito con este prototipo. Su creación, no obstante, no tenía un gran parecido con las bicicletas que disfrutamos en la actualidad. Contaba con una rueda delantera de grandes dimensiones que se plegaba y un cuadro que se desmontaba.

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Solo nueve años después, en 1887, el estadounidense Emmit G. Latta patentó su propio diseño. Este modelo ya era más similar a los que estamos acostumbrados a ver. Su objetivo era lograr ahorrar espacio a los compradores que no tuvieran demasiado sitio. En aquel entonces, Estados Unidos ya era un país próspero y se encontraba en plena revolución industrial. Por ello, muchos ciudadanos vivían hacinados en pequeños pisos donde cada centímetro era crucial.

Por desgracia, Latta vendió esta patente a Pope Manufacturing Company, una compañía norteamericana que, previamente, había adquirido otras de negocios de la competencia. Esto frenó el desarrollo del modelo, del que desconocemos si llegó a comercializarse.

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Su uso en el ejército

Unos años más tarde, tras el auge de las bicis como medio de transporte, el ejército francés comenzó a introducir la tecnología plegable entre sus soldados. Así, la infantería podía moverse rápidamente por distintas posiciones y después plegar el vehículo fácilmente. El ejército británico copió esta idea y en el año 1900 comenzaron a producir una variante de la conocida como bicicleta Pedersen.

Este vehículo era muy ligero, con un peso inferior a los siete kilos, y contaba con ruedas de 24 pulgadas, lo que facilitaba los trayectos por caminos y senderos con barro. Además, disponía de un soporte para rifles. Su acogida fue muy positiva y continuó utilizándose hasta la Segunda Guerra Mundial. De hecho, la capacidad de plegado era muy apreciada por los paracaidistas, ya que ocupaba muy poco espacio y podían integrarla en su equipo.

Los franceses, por el contrario, tras su desarrollo en el 1890 siguieron evolucionando sus bicis plegables y en 1895 la pusieron a disposición del resto de ciudadanos. No obstante, la fábrica donde las fabricaban no tenía la capacidad necesaria para satisfacer la demanda. Es más, tal fue el éxito que incluso ejércitos extranjeros comenzaron a hacer pedidos a los franceses. Y todo ello, con una única tienda ubicada en París.

Todo este proyecto se fue al traste cuando el capitán francés encargado del desarrollo demandó al dueño de la patente para reclamar más beneficios. La sociedad tuvo que cerrar y las patentes fueron adquiridas por el fabricante de automóviles Peugeot, por Michelín y por el ejército. A partir de 1899, estas compañías fueron quienes comenzaron a distribuir las nuevas unidades.

¿Cómo frenaban las primeras bicis plegables?

Aunque hoy parezca algo imposible, los primeros modelos de bicicletas no disponían de frenos, al que muchas de las empleadas por el ejército. En las cuestas, la única opción consistía en frenar con los pies. A pesar de ello, eran bastante seguras, puesto que no alcanzaban una gran velocidad.

Además, todas ellas tenían un piñón fijo. Por lo tanto, el movimiento de los pedales iba siempre conectado al de la rueda trasera. Si se quería reducir la velocidad, bastaba con hacer fuerza con las piernas para aminorar la rapidez de giro. Si se paraba su movimiento por completo, la rueda trasera quedaba bloqueada, algo poco útil, pues podía producir accidentes.

Pérdida de usuarios a partir de los años 50

El abaratamiento de los costes de los coches hizo que cada vez más familias se cambiasen a esta tecnología. Las bicicletas pasaron a un segundo plano durante algunos años y el crecimiento de los modelos plegables se estancó. Pese a ello, muchos fabricantes siguieron apostando por esta tecnología, sobre todo, en Francia y en Italia.

En 1970, Raleigh comercializó tanto en Reino Unido como en Australia el modelo Stowaway. Esta bicicleta ya contaba con algunas novedades importantes como la inclusión de tres velocidades para los cambios, así como un cuadro más moderno.

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La bicicleta plegable en la actualidad

Los ejércitos de diversos países siguieron empleando bicis plegables para sus misiones en el extranjero. En los últimos años, Estados Unidos ha utilizado estos vehículos en sus despliegues en Irak y Afganistán.

Ahora bien, estas bicicletas se están estandarizando poco a poco para su uso en la ciudad. De hecho, cada vez más fabricantes compiten por conseguir modelos más ligeros y resistentes. No en vano, las ventas de este tipo de vehículos están acompañando. El espacio es una necesidad muy importante que influye a la hora de tomar la decisión final.

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Principales diferencias

Las bicicletas modernas tienen muchas diferencias respecto a las primeras unidades. Ahora es bastante común disponer de un sillín que puede moverse y adaptarse a diferentes usuarios. También es habitual contar con modelos de varias velocidades. Esta evolución es muy relevante, ya que requiere menos esfuerzo para subir pendientes y ofrece una mayor velocidad máxima.

Hasta hace unos años, la única opción consistía en un piñón fijo. Todavía es posible encontrar estas alternativas, puesto que son una opción muy fácil de mantener. Otra de las ventajas de las bicis actuales con piñón fijo es su simpleza en el manejo, pues cuentan con una relación de dientes adaptada a los entornos urbanos o con poca inclinación. Por lo tanto, para pequeños repechos o zonas llanas, resultan ideales. Además, son más ligeras y tienen menos piezas de desgaste.

Como ves, las bicicletas plegables llevan mucho tiempo entre nosotros y tuvieron un papel muy importante durante las dos guerras mundiales. Ejércitos de todo el planeta las emplearon para moverse rápidamente y en silencio. Para el gran público, las marcas francesas e inglesas empezaron a comercializarlas desde hace varias décadas. Si te interesa el mundo del ciclismo, ¡entra en nuestra tienda online y descubre nuestros productos!

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