George N. Pierce, bicicletas de lujo de 1910

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Voy a salirme un poco de la línea, aquí siempre hablamos de Bicicletas clásicas que se producen hoy en día, y que, además, se pueden adquirir. Sobre clásicas antiguas, fuera de fabricación, no solemos escribir, hablaríamos infinito, pero ya hay mucha gente haciendo ese admirable trabajo.

Pero el otro día, encontré una restauración increíble de una bicicleta tan cargada de historia, tecnología y pureza que me veo en la obligación de compartir.

George N. Pierce, en Buffalo NY, fue una de esas personas que tuvieron la suerte de vivir el nacimiento y revolución del negocio de las bicicletas, a finales de 1900 y principios del pasado siglo, en un momento  en el que muchas industrias evolucionaban mucho más rápido que ahora lo hacen los discos duros.

Este personaje, con muchos años de experiencia diseñando artilugios, empezó en 1889 a fabricar unas bicicletas muy modernas para la época, empezando a incorporar conceptos como la rueda neumática, inventada tan solo un año antes, pero también creando tecnologías que permanecen tan actuales como el freno contrapedal, e, incluso, maravillas de la técnica como la trasmisión sin cadenas y la suspensión trasera y delantera. Además, todo ello, enmarcado en un diseño espectacular.

Es verdad que su trasmisión por cardan luchaba contra el auge de la evolucionada cadena de hoy día, más ligera, pero también más sucia, el hecho de que la solución de Pierce fuese más limpia y elegante ayudó a reforzar su mensaje de bicicleta de lujo para un mercado de gama alta.

Hay que tener en cuenta también que es un momento en el que las mujeres empezaban a cambiar muchas cosas y donde la bicicleta tiene mucho que ver en ello. El propio cambio en su manera de vestir y la posibilidad de empezar a andar en bicicleta supuso una verdadera revolución social.

Al igual que muchas empresas de aquella época, empezaron a inyectar gasolina a sus maquinas y crear motocicletas, que llevaron a la compañía a producciones masivas y completos cambios de estructuras y planes, lo que supuso la muerte de la bicicleta de George N. Pierce. También fue una gran marca de coches de lujo que no pudo pasar el golpe de la gran depresión.

La bicicleta que sale en la foto es una restauración del modelo sin cadena y suspensión completa lanzado en 1910, probablemente sería una de las bicicletas más caras del momento.

Me llama especial atención el manillar ajustable de la marca de aquella época Kelly Handlebar Company. El sistema es genial y permite cambiar de una conducción relajada a una mas deportiva en segundos.

Otro detalle genial es el sillín de Troxel de muelles, pero muy discretos, y con unas formas muy interesantes, además del escudo trasero. Respecto a los detalles de cómo está cubierto el sistema de trasmisión, la calidad de la pintura o la combinación de todo ello con las llantas oxidadas es, para mi, una de las mejores obras de arte que he visto he en mi vida.

Visto en: nostalgic.net

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