¿Cómo funcionan las bicicletas eléctricas?

La bicicleta eléctrica se ha ido popularizando frente a la convencional. Hoy en día, es de lo más común encontrarlas en nuestras carreteras y ciudades. Pero ¿cómo funcionan? Te sorprenderá saber que utilizan una alta tecnología para permitir su movimiento cómodo y fluido. En este artículo te explicamos paso a paso cómo es el proceso.

Una combinación entre motor y propulsión

Muchas personas piensan que las bicicletas eléctricas funcionan exclusivamente por medio de un motor. En realidad, este cumple un papel fundamental en su movimiento, aunque no es el único encargado de este. De ser así, se podrían considerar como una motocicleta o un ciclomotor, y para nada es el caso. Además, esto supondría todo un régimen normativo y técnico distinto.

Por otro lado, el pedaleo tiene un papel muy importante. Este es el responsable de que el motor comience su acción, y esta depende del tipo de bicicleta. Algunas se accionan inmediatamente desde que detectan el pedaleo, mientras que otras lo hacen cuando este ya ha comenzado. Si quieres conocer una en detalle, te invitamos a descubrir la Capri Metz Space Blue.

De forma que lo puedas comprender mejor, vamos a explicarte paso a paso cómo es su funcionamiento.

1. Impulso inicial

Cuando comenzamos a pedalear, se genera una corriente eléctrica en el interior del motor, el cual se activa gracias a su batería, fabricada comúnmente en ion-litio. Esta es la responsable de poner en marcha el resto de sistemas, pero requiere ese impulso inicial que les proporciona el conductor.

2. Efecto en cadena

Cuando el mecanismo ha recibido la señal, emite otro impulso que produce un efecto en cadena. De esta manera, pasa al controlador para que coordine el resto de los sistemas. Este se encarga de que los electroimanes permanezcan en la posición correcta durante cada momento del giro y se mantenga así el equilibrio.

3. Carga de las bobinas

El controlador emite una carga eléctrica hacia las bobinas. Estas utilizan la energía para activar dos campos magnéticos, los cuales se alternan constantemente para agilizar el movimiento. En este paso, pueden entrar en juego las escobillas, aunque los modelos brushless (que prescinden de estas) son más recomendables. Esto se debe a que no se desgastan con tanta facilidad.

4. Giro del motor

Como los campos magnéticos de las bobinas son opuestos, se crea una especie de tensión eléctrica en los imanes de polaridad fija. Después, estos son detectados por un sensor, que envía señal de giro al motor. Este sensor, a su vez, determina el nivel de potencia según la fuerza que el ciclista esté ejerciendo sobre los pedales.

5. Potenciación del movimiento

El motor, al recibir la señal del sensor, comienza a girar. Esto da lugar a un impulso que pasa a los pedales de la bicicleta, los cuales se mueven más ágilmente que solo con intervención humana. Cabe destacar que esto únicamente se produce cuando el sensor inicial se activa gracias al paso de un imán sobre otro dentro del disco.

Motor bicicleta eléctrica clásica
Motor bicicleta eléctrica, cargador y batería

¿Cómo es el motor de una bicicleta eléctrica urbana?

Para analizar bien su funcionamiento, es necesario detenernos en el motor, ya que es elemento más importante. Este no debe proporcionar una velocidad superior a los 25 km/h, según las leyes españolas y europeas. Sin embargo, esta velocidad se puede superar si depende del accionamiento manual, es decir, del pedaleo.

Hay motores de distintas potencias, pero en ningún caso pueden exceder los 250 W. Frecuentemente, este se puede desmontar para que el conjunto sea más fácil de transportar o incluso apagar para que sirva como una convencional. Por otro lado, cabe destacar que está programado para pararse cuando se acciona el freno o se supera cierta velocidad.

El motor incorpora una batería que tiene una autonomía de entre 25 y 70 kilómetros, depende del modelo. Nuestra Capri Berlín Crema 7V, por ejemplo, destaca gracias a sus 40 km de recorrido. A su vez, necesita recargarse cada ciertas horas por medio de la red eléctrica. De igual modo, se puede encontrar en tres espacios: en el cuadro, en las ruedas o en la cubierta.

Lo más frecuente es que esté compuesto por una serie de electroimanes estratégicamente organizados. Estos se activan mediante un proceso denominado repulsión magnética para alternar sus polos norte-sur. Para que el proceso esté siempre equilibrado, hay unas placas conductoras y unas escobillas, que pueden ser sustituidas por un controlador.

¿Por qué hay que pedalear con una bicicleta eléctrica si ya tiene motor?

Esta es una de las cuestiones más comunes, aunque la respuesta es bastante sencilla. El pedaleo es primordial para que la bicicleta sea considerada como tal, ya que en ningún caso se trata de un vehículo de motor. De este modo, el motor incluye un sensor de asistencia al pedaleo, pero no lo suple.

La realidad es que el motor es el responsable de ayudar al pedaleo y convertirlo en un mero complemento. Es decir, que el esfuerzo invertido no tiene que ver con el convencional, ya que la mayor parte del impulso la asume la electricidad. En consecuencia, son mucho más cómodas de utilizar que las demás.

¿Y si tiene acelerador?

Es cierto que las eléctricas pueden tener acelerador, aunque en ese caso tampoco dependen exclusivamente del motor. Este sistema se divide en tres tipos principales: de botón, de puño y de gatillo. Entonces ¿qué cambia en este caso respecto a su funcionamiento?

Este mecanismo se basa en proporcionar un impulso directamente al motor en forma de señal eléctrica. Este, al recibirlo, potencia la velocidad en un espacio de tiempo extremadamente corto. Actualmente, la normativa española la permite para pasar de 0 km/h (parado) a los 6 km/h de manera inmediata.

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